Compañeros lectores,
Es mucha la furia que acompaña mi crónica de hoy. Desconozco su relación de ustedes para con la lengua que hablan, pero en mi caso, es mucha. Es admiración, odio, pasión, crítica, misterio, interés y depravación sexual, si me apuran, lo que siento hacia ella. "Lingüistas", que nos llaman, no ya como profesión, sino como mera enfermedad psíquica cual esquizofrenia u homosexualidad (que dirían algunos). Es por ello que a los que la padecemos nos regurgitan las bilis en el esófago cada vez que la puta casualidad hace que pasemos por delante de un televisor encendido a eso de las 4 de la tarde y nos dé por leer los subtítulos de Antena 3 o cualquier otro, y desde luego, lo que es mucho peor, cada vez que María Casado suelta un "habían" en los informativos de tve1 o que Shin Chan habla de que su madre "tiene que adelgazarse" o que "va a jabonarse" en el baño. En estas últimas ocasiones las bilis entran en punto de ebullición y el que me acompaña da gracias al cielo por mi natural pasivo que evita que yo agarre el salero y lo arroje al plasma de última generación que con tanta ilusión se ha comprado, al grito de "¡¡¡¡¡aprended a hablar, cabrones!!!!!" y con la mirada desecajada cual Rouco Varela repasando la ley del aborto.
Sé que para muchos es éste un tema menor. Pero cómo les diría yo. Es como si una se pone a diseñar aeropuertos. Pues agárrense los machos, porque la mitad de ustedes ya les adelanto que no salen vivos del avión. Pues esto es un poco lo mismo. La mitad de ustedes habla como el culo. Y no digo que hablen mal: digo que hablan como el culo. Mal, hablo yo. Pero la mayoría de ustedes, como el culo. Disculpen que insista. Y es este "ustedes" tan general, que se refiere a la mayoría de los que nunca leen ni leerán La Tremolina. Ese beneficio de la duda les concedo (muah-ja-já).
Avanzo. Ocurre lo anterior tan frecuentemente, que uno al final aprende a vivir con ello y se agarra lo más fuerte que puede a su sacrosanto reducto gramatical: sus estanterías de literatura, su libreta de apuntes, sus correligionarios ortodoxos con los que intercambia fugaces códigos secretos que nos ayudan a sobrevivir en este Sodoma y Gomorra del lenguaje: "-Va y me dice mi jefe que eso no lo ponga así, que eso va con b, -qué me dices, -como te lo cuento, -madre mía, yo no sé dónde vamos a llegar, -pues ya ves".
Y así uno transita por las semanas, los meses, los años, con sus hojas impresas, sus inevitables análisis sintácticos de los estímulos que recibe, sus reflexiones sobre nuevas acepciones y evoluciones morfológicas... hasta que un día descubre que, en lugar de llegar el mesías que nos redima, lo que ha llegado es el anticristo, el mal, el armaggedon. Hasta el día que uno descubre que lo más sagrado ha sido profanado por la desidia, la ignorancia, la estupidez incluso. Hasta el día que uno descubre que el ataque parte... de una editorial. Una editorial. UNA EDITORIAL. Esos entes a los que los enfermos como yo acudimos a por nuestra morfina. Una editorial. Una editorial. Y no precisamente una editorial de tres ilusos con una imprenta berjusa en un garaje, no. Una editorial como Mondadori, que publica a Isabel Allende, Katherine Neville y tantos otros para más y menos fanáticos del best seller, una editorial como Random House Mondadori que distribuye, si me apuran, la tercera parte de los libros en este país. Seguro que tienen ustedes ya los ojos como platos, no me cabe la menor duda.
Todo empezó una noche de diciembre en que, tras rozar con las yemas de los dedos índice y corazón durante un total de cuatro veces la portada de Homo Zapiens (qué suavecita -pensé-), decidí abrir el libro para acceder al contenido, gesto éste que supone la definitiva extracción del volumen del estante "libros por leer" y su traslado a la mesilla de noche, donde adquiere el estatus "libro leyéndose". Todo iba bien hasta que me encontré con el primer "habían" de la tarde.
"No puede ser", me dije. "No puede ser. Habré leído mal".
Volví a leer.
Dos veces más.
Otra, por si acaso.
No no no, ahí pone "habían".
Miré desconcertada la contraportada del libro. La primera página, la segunda, de nuevo la contraportada. Decidí seguir avanzando, dando por hecho que todo se debía a alguna disfuncionalidad de mi mente, tan esperada, por otra parte. Pero no: la conjugación del verbo haber seguía sucediéndose sin control: "En la cuerda habían cuerpos humanos" (pág. 134), "habían muchos que sólo lograrían alcanzar la antorcha una vez que él llegara a ella" (pág. 136), "habían en él verdaderas cámaras" (pág. 199), "Siempre deben haber tres candidatos" (pág. 229), "sólo habían dos tanques" (pág. 237), "habían tres niveles de protección" (pág. 243)... y esto son sólo unos cuantos ejemplos cogidos al azar. Puedo aceptar un "auto" por "coche" en libros distribuidos en España, e incluso un "grafito" por "graffitti" que tan de pena queda, pero por la conjugación del impersonal "haber" en castellano, no paso. Jamás. Y por que un traductor no sepa diferenciar "esta" de "ésta", tampoco.
"Quién será el artífice de tan magna hazaña", pensé. Pues un tal José Manuel Prieto. Sólo se me ocurre que el tal José Manuel Prieto sea catalán, pues es bien sabido que en catalán sí se conjuga el verbo haber, y que la mayoría de los catalanes de lengua materna tienden a confundirse con esto y muchas otras cosas cuando hablan en castellano (por mucho que piensen que son bilingües: el bilingüismo es cosa muy compleja de conseguir, no se nace con ello -no sé qué opinará Jafuda-). De ahí que Shin Chan hable raro, y tantas otras series y películas que se doblan en Cataluña (cuya industria del doblaje -y la editorial- es bastante más fuerte que en el resto del país).
Pues te has cubierto de gloria, José Manuel Prieto -pienso-. Y sin embargo, no se dirige el grueso de mi ira hacia este portento de la traducción, sino hacia el responsable de haber lanzado eso a la calle: Mondadori. Estoy dispuesta a creer que no hayan conseguido a nadie mejor para traducir del ruso (que ya es difícil, porque me consta que hay excelentes traductores de ruso por ahí sueltos). ¡Pero por dios, que un revisor no cuesta tan caro! ¡Que qué menos, que una editorial de esas características no cuente con proceso de revisión de textos! Eso pasa por poner a dirigir departamentos de editoriales a licenciados en Administración y Dirección de Empresas, o por ponerme a mí a diseñar aeropuertos.
Por supuesto, decido que esto no se va a quedar así por mi parte, y tan pronto como termino de leer el libro, me dirijo rauda y veloz a contactar con Mondadori y a hacerles conocedores de los límites de mi ironía, congoja y sutil gracejo, amén de informarles de las tres velas negras que les voy a poner.
Pero ¡ah, amigos!, cuál sería mi sorpresa cuando descubro que dentro del apartado "contacta" de su página web, lo primero que aparece es el siguiente texto:
"Debido al alto volumen de consultas que recibimos, no podemos responder a dudas que sean preguntas frecuentes como:
>blablabla
>Reportar un error en uno de nuestros libros
>blablabla
>blablabla"
O sea, que los errores son frecuentes en sus libros. Stupendo, que diría Forges. Pincho en el link de tan tremenda frase. Me lleva a "libros defectuosos y errores". Pincho sobre ello. Me lleva a "He encontrado un error o defecto en un libro. ¿A quién me dirijo?". Pincho sobre ello. Y se me abre en la pantalla un formulario que dice: "Escribe tu consulta aquí: (500 caracteres máximo)".
Dispuesta a poner sobre la mesa la mayor capacidad sintetizadora de la que soy capaz a fin de hacerles llegar toda la rabia previamente descrita en 500 caracteres, me pongo manos a la obra, cuando observo que de repente, a la hora de enviar el formulario, éste se bloquea. Cabrones. Cabrones.
Muerte a Mondadori. Muerte a Mondadori.
PS. Como entiendo que se habrán quedado ustedes muy preocupados, amigos lectores, les informo de que, para tranquilidad del mundo intelectual, Homo Zapiens parece ser el único libro de Viktor Pelevin que ha traducido el tal José Manuel Prieto. Y añado, ya para ronroneo de la que suscribe, que el siguiente libro y último publicado por Pelevin ni siquiera está en Mondadori, sino en Salamandra. Aunque vaya usté a saber qué traducción lo defiende.
Y Mondadori se lo pierde, porque el Pelevin es uno de los escritores bandera de la literatura rusa actual (ahora que el lejano Este se está poniendo tan de moda, aniversarios murales y nobeles mediante)
El Transmongoliano
Hace 11 años
14 comentarios:
Creí que era el único que padecía ese exceso conservacionista del lenguaje, que es oir un "le tiraba los trastos" y volverme violentamente contra los herejes reduccionistas que aúnan expresiones como "tirarse los trastos a la cabeza" y "tirar los tiestos"... Una guerra perdida, lo sé, pero como buen gascón del lenguaje, es ver oportunidad de lucha y batirme en duelo por una causa como ésta. Ahora bien, sita Tremo, le aviso, esto es un virus contagioso, una pandemia de expansivas consecuencias. Confieso que los "queísmos", "dequeísmos", simplificación de uso de las formas verbales, pérdida de las formas impersonales (como el verbo haber en ese caso que denuncia) y demás es contagioso. Como miembro de uno de los agentes contaminantes más activos en el proceso, el periodismo, he de reconocer que en un ejercicio modesto como escribir en mi blog, se me cuelan constantemente estas aberraciones (y no soy catalán, ni gallego, ni vasco, así que no tengo excusa). Luego dañan el ojo, pero paso de mimar esos convulsos escritos fagocitados por la necesidad de novedades de la frenética red de redes, sabiendo que jamás compartirán lecho de seda como esas publicaciones de mondadori que cita usté, mucho menos ahora que conozco el terrible secreto de la editorial de marras.
Soberbio mensaje, Doña Montserrat, un placer leer de nuevo algo de usted tras varios años de silencio. Encontré este enlace en Holeanda.com.
(un antiguo admirador virtual desde Holanda, WB)
El departamento de investigación del blog "dando la brasa" le comunica a usted que se pone en marcha ahora para localizar en el tiempo más breve posible al traductor Jose Manuel Prieto a fin de que este pueda enterarse de primera mano de su crítica sobre traducción.
Sin otro particular, nos despedimos atentamente de usted no sin antes recomendarle ejercicios de respiración y antiestrés para nuevos casos de traición a la lengua.
Feliz año nuevo.
PD. Ya sé que escribo como el culo y me gustaría (lo digo completamente en serio) que además del "fun fun fun" me corriga usted todo lo que deba corregirme en mis impresentables post (si le aptetece, obviamente). No se me ocurre mejor manera de corregir mis errores.
Señor Txetun: yo soy un talibán sintáctico-gramatical, pero soy de esos que mezclan expresiones del habla popular y cualquier día llegaré al extremo de uno al que me ha recordado un comentario que han dejado por ahí, que mezclaba "tacaño" y "rácano" y decía "racaño". Pero este señor tenía excusa, y es que no era de habla hispana.
Peeeero, eso sí, ¡no cometo la desfachatez de ganarme la vida con ello! Y los blós son otra cosa, los blós son de autoconsumo, entiendo que no se entienden como medio de comunicación de masas. Al menos en el mío no sale Belén Esteban.
Por lo demás, es cierto: usté no es catalán, ni vasco, ni gallego. Es extremeño, que es bastante peor >D
¿Anónimo?
...
...
Es usté... ¿es usté Fart!!! O_o
Diga "pisicola" si es que sí :)
(si es que no, acabo de quedar como el culo y le ruego no me lo tenga en cuenta)
Amigo Dezaragoza:
No sé si darle las gracias o cagarme en sus muelas, que "conociéndolo" a usté igual acabo en Sierra Maestra y con barba. Que dios pille confesado al pobre tipo.
Aunque si es uno con el que he dado yo vía otro blog, igual hasta se lo merece >D
Genial, como siempre, Tremo.
Del "habían" ni hablamos, que me sale sarpullido.
Felices fiestas ;-)
R
¿Doña Montserrat le han dicho?
Uy madre,usté nos engaña, señora Tremo.
Sí, es mi otro nombre de guerra, para otros foros :)
Señora Tremolina,
Eso del bilingüismo es un arma de doble filo, por el hecho de hablar y escribir dos idiomas, uno se cree con la capacidad de dominar ambos, cuando eso es harto difícil. Qué le voy a contar yo a Usted, que en uno de mis posts me corrigió el doloroso habían con una explicación que digna de María Moliner. A lo que iba: lo raro, creo yo, es justamente que no se creen interferencias entre uno y otro idioma (diaglosias, creo que se les llama), lo que, a la larga, implica la aceptación o no de la interjerencia. No se moleste Usted si, en la próxima edición de la gramática de la RAE, el uso de habían queda normalizado: igual hasta le llama el sr. Prieto y se tacha a sí mismo de visionario.
En mi caso las interferencias son peores al haber crecido con el alemán y el castellano: al ser esta última el idioma que más utilizo, suele ocurrir que traduzco, inconscientemente, expresiones que en alemán no tienen cabida. Ahí es cuando entra mi madre para regañarme sin piedad. Y no creo que algún día venga el sr. Duden y (me) lo apruebe: a mi parecer, se mire por donde se mire, la interferencia es un error. Lo que, consecuentemente, agrava la situación de la editorial y del sr.Prieto, aunque también habría que señalar al corrector.
Permítame que le sugiera que su madre o Quién Le Acompaña le regale Gramática descriptiva de la lengua española, de Ignacio Bosque: si no fuera por él yo aún estaría deambulando por los pasillos de la facultad.
Saludos,
Jafuda
Mirinda, panchetos, supermirafiori, ustés si estaba buena y no estos cayos nordicos.
Fernando Antonio Rodriguez Tena
¿"con el alemán"? ¿Se ha criado usté en Alemania? ¿O es que la madre que lo corrige es alemana afincada en el terruño? ¿Pero no es usté catalán? ¿Es que tiene usté tres lenguas paralelas tres? Qué jaleo. Y qué envidia. Puede que sea usté uno de esos elementos a los que yo acostumbro a bombardear a preguntas cual cobayas humanas, con ánimo lingüístico. Hm. Así, sería bueno saber si alguna vez ha habitado en Alemania, o el alemán que sabe lo sabe por su madre. Y así, saber de paso si usté verdaderamente habla bien alemán, o no. Hm. Esto va tomando forma de conversación particular. Disculpe que lo increpe aquí sobre cuestiones personales. Qué interesante. Qué interesante. Y enteonces, ¿cuál es la lengua que habla con mayor soltura? ¿Castellano? ¿Catalán? Qué interesante.
Por lo demás, más vale que a ninguno de los que menta se le ocurra regalarme el tomo de marras. Yo sigo prefiriendo una plancha eléctrica y un anillo de onyx (reconciliándome así con mi sexo y condición, añado)
Jamás imaginé que fuera usted a elegir como nick el de "Doña Montserrat". Francamente.
¡¡¡Amigo Fart!!!
(Emoción. Lagrimilla)
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