Amigos,
La reciente lectura de la última crónica de mi amiga Ana ha traído los efluvios de la época en que yo residía en el norte de Europa, y de un pequeño capítulo de mi existencia en que una informaba a sus allegados de cuestiones sexuales relacionadas con el lugar (como Labordeta informa de las migas extremeñas en sus periplos).
Aquí abajo lo recopilo, de nuevo. Al perro viejo, que todo se le vuelven pulgas, le resultará familiar. Pero puede que incluso así lo deguste, relamiendo de antemano el conocimiento que del hecho ya tiene.
Y el que sea nuevo, que se ilustre, rediez.
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Hoy nos proponemos hacerles partícipes de un tema tan cotidiano y habitual como es la zezualidá.
La zezualidá es un asunto primario del ser humano propiamente que en los países del norte de Europa se trata con naturalidá. La zezualidá está en el día a día cotidiano, en el que el lugareño de estas zonas se desenvuelve con soltura. Así, la zezualidá se entiende de forma amplia y tolerante, animando al individuo a tomar contacto con todas sus formas de expresión.
Veamos algunos ejemplos prácticos.
En el afecto mutuo de la pareja:
Uno de las vocablos más habituales con las que los componentes de una pareja se dirigen el uno al otro (a modo de nuestro "cari", "tesoro", "cielo" o "pichurri") es, en los Países Bajos, el vocablo poeppi, que significa, literalmente, "caquita". "Cómo te quiero, caquita", "Qué te parece si salimos con mis amigos, caquita" o "¿Te quieres casar conmigo, caquita?" serían así pues expresiones comunes de amor compartido, y muestra de la combinación de zezualidá y coprofagia.
Otra variante consiste en el término sletje, que en el mundo hispanohablante traduciríamos por "zorra", "furcia" o "putón verbenero". "Quieres que salgamos a cenar, mi zorra" o "Quiero que conozcas a mis padres, putón verbenero" se convertirían así en declaraciones de intenciones de amor puro, y hacen gala de la combinación de zezualidá, fantasías a tal efecto y tradiciones del casco antiguo de Amsterdam.
En el trazado urbano:
En el trazado urbano también encontramos ejemplos de la naturalidad con la que la zezualidá del individuo se relaciona con el entorno. Uno de los mejores ejemplos lo encontramos en la glorieta anexa a la residencia de mi amiga Loes, a saber, la Gouderegenplein ("Plaza de la Lluvia Dorada"), en la que el callejero, la escatología y la zezualidá se erigen formando un armónico conjunto.
Los alemanes, por contra, tienen un sentido de la zezualidá también natural pero no embriagador, sino de caracter más bien práctico.
Uno de los ejemplos lo encontramos en las fotografías que acompañan. La primera hace referencia a las, al parecer, distintas capacidades innatas de los sexos a la hora de manejar aparatos con motor. El letrero que aparece significa (para los no iniciados) "plaza de aparcamiento para mujeres". A los interesados, puedo ampliarles información al respecto del tamaño de las mismas y de la disposición de éstas dentro del parking. La fotografía de referencia fue tomada en Bremen, el 19 de marzo de 2007.
La segunda se da en un ambiente laboral. Concretamente, en la zona del Reeperbahn de Hamburgo, que es como el caso antiguo de Amsterdam que citábamos anteriormente, pero más organizado. El letrero que aparece en la fotografía se halla sito en una valla opaca atravesada a lo largo de una de las principales calles de prostitución, y reza (también para los no iniciados): "prohibida la entrada a menores de 18 años y a mujeres". Y, efectivamente, junto a la valla hay un caballero que se asegura de que tales disposiciones no se incumplan. De tal forma que, siendo mujer, no se puede acceder (ni atisbar) la calle. Esta otra fotografía fue tomada el 17 de mayo de 2009.
Y hasta aquí nuestra lección de hoy, amigos.
El Transmongoliano
Hace 11 años
5 comentarios:
Hace poco visité Hamburgo y ví el cartel. Reconozco que quedé flipado, en algunas lides los alemanes van un tanto a la zaga.
En cuanto a los párkins para mujeres, me explicaron que era más tema de seguridad: que estaban más iluminados. Pero creo que fue para que no pensara de ellos que son unos cavernícolas (lo pregunté en plan "y esto qué cojones es y para qué coño sirve, hablando de zezualidá Dña. Tremo).
Siendo usted del S. XIX es extraño que no se encuentre a gusto en semejante cultura :D
Saludos.
Acabo de leer el post de Ana y todavía flipo. Mucho.
Joé, qué decepción. Mire usted que el título prometía. Pensé: anda que si por fin... Pero nada.
! Que bueno¡ a mi, ya me lo habias contado; pero se me habia olvidado y al leerlo me partia de risa.
Sobretodo el tema de los holandeses; mira que se pueden decir tonterias cuando uno está "embobao" con alguien, pero lo de "caquita" es lo último.
Vamos que a mi en plena euforia alguién me llama "caquita" y le doy un rijostrio que le pongo mirando a Cuenca (como decia mi abuelo). Ciao per tutti.
Pues así sabras como se sienten los hombres cuando ven los muchos carteles y situaciones donde los hombres no pueden pasar... O deben hacerlo pagando más.
Bares, gimnasios para femilistas, etc... encuentros tortilleros...
Me parece apropiado y justo.
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