Efemérides

1 de febrero: Nace Norman Rockwell (1926)

jueves, 4 de marzo de 2010

30

He cumplido 30 años. El comentario más habitual que he escuchado a este respecto es "qué, ¿ya te ha entrado la crisis de los 30?", con ligeras variaciones en cuanto al tono interrogativo, exclamativo y hasta exhortativo de los sintagmas. Y es que, deduzco, la redondez de los dígitos impone. De ahí que se hayan escrito tantas novelas (malas, en su mayoría) con la secuencia Fibonacci de por medio, y que gustemos tanto de escuchar a los Iker Jiménez del mundo sobre los códigos numéricos que encierra la construcción de las Pirámides.

He cumplido 30 años. Sí, impresiona, es cierto. Impresiona tanto que no sé si estaré a la altura.

Cuando yo tenía 18 años, con 30 se era madre y estupenda y una profesional de pro. Se iba los domingos a tomar el aperitivo a La Latina con los amigos de toda la vida, y se cenaba en las casas de los ídems los viernes por la noche. (Cuando yo tenía 8 años, huelga decir, con 30 se era un viejo cuasi decrépito). Pero ahora tengo 30 años. Mantengo los resquicios del mismo grano que tenía con 29 en toda la frente, y que nació hace unos días -reminiscencias de un cuerpo que se resiste a dejar la adolescencia, y si por una parte te regala indigestiones por acción y efecto del McDonalds, por la otra también te regala granos, para compensar-.

Tengo 30 años, y no tengo hijos, ni "carrera profesional", ni mis amigos lo son "de toda la vida" (inconvenientes de haberla vivido dando tumbos). Por no tener, no tengo ni hipoteca. ¡Ni una triste letra de automóvil que me recuerde mi tramo social, tengo!

Tengo 30 años, y cojeo del mismo pie que cojeaba a los 19, mantengo las mismas inseguridades que acechaban a los 21, y los mismos hambres y las mismas ansias que me acompañaban a los 16, a los 22, a los 25, a cada año que pensaba que al año siguiente ya no estarían. Tengo 30 años, y aunque todo lo relatado en este párrafo se ve matizado por un halo de madurez in crescendo (que es una forma elegante de llamarle al cansancio) que lo hace más transitable, aún laten subyacentes los cimientos de lo expuesto, con todo lo bueno y lo malo que conlleva. ¡Ay, si supiéramos, con 16, con 18, con 25, que vamos a ser eso toda la vida, cuántas reflexiones improductivas y cuánto tiempo ahorraríamos!

Tengo 30 años. Sigo sintiendo cada cierto tiempo el alfilerazo en el trasero propio de los culos de mal asiento. Sigo sin ganas de parir, y sigo sopesando si me compensan las teóricas ventajas asociadas a la antigüedad laboral. Sigo sin enamorarme de una hipoteca en San Chinarro, y sigo sin considerar el régimen de gananciales.

¿Será que en lugar de 30, lo que se tienen toda la vida son 20? ¿Y que a la sociedad, ese nada y ese todo en el que estamos inmersos y que muta según la época, le cueste más convencer a unos que a otros de lo contrario?
¿Por más que úlceras, celulitis, alopecias y otros jinetes del apocalipsis se confabulen con ella para echarle una mano?

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Suscribo casi todo lo dicho, Tremolina. Desde mis 31, lo suscribo letra por letra.

Felicidades.
R

PD. Aunque no sé si le sonará a piropo o no, pensé que era usté más mayor que yo.

La Tremolina... dijo...

A mí, que me pidieron el DNI para entrar a las discotecas hasta los 24 años, y que me pasé la vida tratando de demostrar a los de COU que podía ir con ellos, me halaga, sí. Gracias :)

dezaragoza dijo...

Pues enhorabuena por los 30 que te caen. Esperemos que lo suyo sea madurez bien llevada con alegría y ganas de ser joven y no adultescencia, que todo puede ser. Por lo demás, siga usted sin darse quebraderos de cabeza, si algo se aprende con más de 30 es que los quebradreros de los 18, 25 y demás son opcionales: se tienen o no cuando se quieren.

Saludos.

Jafuda Cresques dijo...

Señora Tremolina,

¡Felicidades!

Cuídese,
Jafuda

Txetun: dijo...

¿Esta entrada va de psicología inversa? ¿Es una forma de reafirmación? ¿De verdad no le corroe por dentro el no hacer todo eso que dice que hace la gente de 30 pero que de verdad ya no hace la gente de 30? Evidentemente, no.

Yo tampoco creo que sea preocupante su estado "peterpanesco". Es un fenómeno común. Hoy el número que sobrepasa la treintena y se encuentra en un estado similar al suyo es legión. Lo preocupante, creo, no es que lleguemos a la treintena sin hipotecas, hijos, pareja, etc. Lo preocupante es que, en demasiadas ocasiones, se llegue a esta situación por las circunstancias del mercado laboral, del mercado inmobiliario y, a veces, del mercado afectivo (¿por qué no?)... Lo preocupante es que no siempre sea por decisión personal.

Antes usté, sita Tremo, hubiera sido una excepción. Hoy, sita Tremo, los treintañeros con carrera profesional, hipoteca, descendencia (o con ella en proyecto) son la excepción, una excepción bastante fácil de obviar si uno vive rodeado de "la mayoría". Hay cosas, no obstante, que no cambian. Los treintañeros siguen tapeando en la Latina (o eso he oído).

En cualquier caso, y como ya se ha encargado usté misma de decir, no aparenta la treintena, al menos no a simple ojo de fotografía.

amelie dijo...

GRACIAS!!!!

el jurisconsulto del reino dijo...

Imperdonable. Ni una mala botellita de aceite, ni un disco con un señor en la portada que parece negro pero no lo es, ni una mísera llamada (con número oculto, claro). Solo afecto, mucho afecto. Y nostalgia.
Muchas felicidades, doña.

mami-mami dijo...

Que mania con los 30, todo eso te pasa por pensar tanto; si aplicaras mi norma.... ayer es pasado y mañana quien sabe si llegará, de modo que a vivir el hoy, con celulitis, alopecias y lo que caiga. Y te lo dice una que va a cumplir 60 y eso es justo el doble (vamos, la leche).
Ademas: ¿A alguien se le ocurre una manera mejor de celebrar los 30 que sin hipotecas, hijos que atender, maridos peñazos, con ingresos aceptables, cines, teatros, cenas, spas y viajes frecuentes? a mi, sinceramente NO.
Ciao per tutti.

lilyapple dijo...

Bueno......algo de Peter Pan sí hubo en su vida, ¿o me equivoco?

Un saludo y muchos recuerdos.