En Afganistán, y como ya es bien sabido después de tanta crisis afgana, Estados Unidos armó y organizó al entonces grupo de rebeldillos integristas que se paseaban por el mundo en harapos estudiando la teórica palabra y voluntad de un dios coyuntural en las madrassas pakistaníes, y que venía bien, a efectos de presentar serios inconvenientes al avance soviético en el país, donde la URSS recibió la extremaunción, allá por los 80. Esta formación y dotación armamentística se ha alzado ahora en serios inconvenientes para EEUU, como todos sabemos, un par de décadas después, ahora que a ese grupo de rebeldillos le ha dado por emprender la guerra santa, empezando por el núcleo comercial estadounidense en forma de torres de hormigón.
No es nuevo para USA. Le ha ocurrido en multitud de ocasiones. Le ha ocurrido siempre, de hecho, y es que llegado un cierto momento lo mío es mío y a ti te encontré en la calle. Y me pregunto si será esto lo que le regurgita a Obama en estos días, cuando se esfuerza por defender internacionalmente la legitimidad de la democracia en Honduras y desterrar por completo el fantasma de tiempos pasados, en que los ejércitos se alzaban en Centroamérica con la misma frecuencia con que Suiza convoca consultas públicas, pasatiempo nacional de los domingos en el país de los quesos, el chocolate y los lingotes.
Siguiendo la Doctrina de Seguridad Nacional y los principios de la Alianza para el Progreso impulsada por Kennedy, Estados Unidos creó en Panamá la Escuela de las Américas, escuela puntera donde, de la misma forma que a la elite intelectual de Centro y Suramérica se la invitaba a estudiar en universidades de EEUU, los militares de cierto cargo de estos países fueron formados. Allí se les entrenaba en cuestiones de guerra psicológica y distintas formas de guerra de baja intensidad (contrainsurgencia), aunque lo que más ha trascendido de sus enseñanzas es la notable excelencia en métodos de tortura, puestos en práctica con soltura en las distintas dictaduras que se dieron en América Latina a lo largo de los años 70 y 80.
En fin: se trataba de contener el expansionismo de teorías marxistas y comunistas dentro de su propia área de influencia (“América para los americanos”), y hacía ya tiempo que se dieron cuenta de que para tal fin lo mejor no era una intervención directa del ejército estadounidense (lecciones de Vietnam), sino una operación mucho más sutil (y prolongada): lograr que esa zona de influencia comulgara con la cultura y el punto de vista estadounidense, lo cual se logra a través de la exportación de valores y cultura, del control de medios de comunicación y, por supuesto, de la infiltración más sutil en lo que realmente da el poder en un país: el ejército y la esfera judicial.
Es lógico. Cada uno se defiende como puede. Pero el problema de Estados Unidos es que no acostumbra a actuar pensando en el largo plazo. Ni en dónde estarán ellos, ni en dónde estarán los demás (y no porque no lo sepa, que analistas buenos tiene).
En Honduras ha habido un golpe de Estado. Discreto al principio, bananero al final, con un presidente subido a un avión poco menos que en calzoncillos –y con la suerte de que lo hayan subido a un avión, en otra época, ya estaría muerto-. Un presidente, Zelaya, que se ha pasado por debajo de la pata lo que dicta la Constitución de su país, queriendo remodelar la misma con el fin de presentarse a un segundo mandato, o mejor dicho: queriendo proponer la remodelación de la misma a través de un referendum (referendum que, según las leyes hondureñas, no tiene capacidad de proponer). Así que referendum ilegal, a fin de cuentas.
Tampoco nos rasguemos las vestiduras: remodelar la Constitución con el fin de perpetuarse en el trono es exactamente lo mismo que ya han hecho otros países/presidentes de la región, y de toda suerte y condición: Fujimori en Perú, Menem en Argentina, Cardoso en Brasil, Chávez en Venezuela, Correa en Ecuador, Morales en Bolivia, y que están en vías de hacer Ortega en Nicaragua y Lugo en Paraguay (igual que Uribe en Colombia). Zelaya no es el único que le intenta hincar el diente a la idea de un virreinato.
Cierto es que lo ha hecho mal. Cierto es que a mitad de legislatura, se ha pasado del liberalismo al chavismo acérrimo, entrando a formar parte de la esfera ALBA cual URSS contemporánea. Cierto es que se ha presentado ante el mundo a lo Pancho Villa, destituyendo a todo lo que se le ponía por delante en su intento de celebración de referendum ilegal. Pero un golpe de Estado no son formas occidentales, no, así que ahí tienes a la UE blandiendo sables diplomáticos por la democracia, a Chavez con su arenga habitual que se ha visto reforzada, y a Estados Unidos jurando por lo más sagrado que pío pío que yo no he sido. Que de verdad que esta vez no. Y todos poniéndose del lado de Zelaya: UEs, OEAs , EEUUs y co-rregionarios (que no co-religionarios), por mucho que les escueza la deriva que pretendía tomar el gobierno de Honduras (o, al menos, su presidente). Nadie quiere ser relacionado con un golpe militar en América Latina.
Pero el ejército hondureño, formado en esa misma Escuela de las Américas que abría el tema, el ejército de un país acostumbrado a una invasión militar estadounidense de la que no hace tantísimo tiempo, simplemente ha hecho lo que sabe hacer. Y el poder judicial de Honduras ha hecho lo que ha aprendido a hacer: lanzar una orden internacional de búsqueda y captura contra Zelaya a la Interpol (el mismo Zelaya al que antes sacaron del país metiéndolo en un avión). El antiguo secretario de Estado para America Latina de USA en las etapas de Reagan y Bush, que ahora regenta ciertas empresas con intereses en la zona, ya estaba haciendo desde abril lo que había aprendido a hacer: acusar a Zelaya de aceptar sobornos. La Iglesia hondureña también ha hecho lo que ha aprendido a hacer: incorporar acciones políticas a las homilías. Y los medios de comunicación, quién sabe si todavía auspiciados por según qué asociaciones y fundaciones independientes, o como mero residuo de ellas, han hecho lo que han aprendido a hacer: eliminar de la agenda televisiva a los partidarios del régimen.
Yo no creo que Estados Unidos tenga nada que ver en esto, hoy en día. Pero sus discípulos podían innovar mínimamente y no seguir al pie de la letra el A,B,C de los Documentos de Santa Fé. Más que nada para que Chavez no siga dando la tabarra, porque se lo están poniendo a huevo.
(este post va dedicado a Dezaragoza, de parte de mi yan, tras el momento yin del post anterior)
El Transmongoliano
Hace 11 años
3 comentarios:
:D honrado y agradecido por la dedicatoria de un post yan que me ha encantado. Será que soy masoca y me gusta mucho el yan, o algo parecido.
Un saludo, últimamente veo que no paras de publicar, ¿te has recuperado de la entrada en tu nuevo curro o es que tienes algunos días libres?. En cualquier caso es un placer. Saludos.
Se aprecia cuando mi jefe no está por los alrededores, eh?... :D
Se nota, se nota. Le dás a la tecla con más alegría. Suerte que tienen algunos de poder trabajar donde hay tiempo para postear (y oportunidades, aunque sean pocas).
Quedamos a la espera de la siguiente entrega. Saludos.
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