Un buen día, a sus diez años de edad, mi hijo demostró que era capaz de programar la lavadora como si hubiera nacido en ella. Su madre y yo nos miramos aterrados. En el espacio interretinal flotaba el recuerdo de las múltiples semanas y abortos de lavado que nos costó entendernos con la máquina. Llegamos a pensar que nuestro hijo era El Elegido. El mesías de los judíos. El lama de los tibetanos. O que nos habían pegado el cambiazo en el hospital.
No fue más que el comienzo. Un día volvió del instituto hablando al revés. Entró por la puerta pronunciando cosas raras, algo así como draivers modems imeil jardisk autenticar. Dejó la mochila en el suelo y se encerró en la habitación donde habíamos puesto el chisme de jugar al solitario. Pasó varias horas encerrado. Y así cada día, cada semana, cada mes, hasta que un día conoció a Iris y dejó por fin un tanto abandonada la tecla intro.
A Iris la conocimos mi mujer y yo una mañana. Estaba desayunando en la cocina. Junto a mi hijo, que fue quien nos la presentó. “Hola, encantada”, comentó, entre mordisco y mordisco de tostada. “No sabía que mi hijo supiera hacer tostadas”, respondió mi mujer, ojiplática perdida.
Y así era él, un alma moderna y libre. Y nosotros, de sorpresa en sorpresa. Relegados en un siglo que avanzaba más rápido de lo que podíamos procesar, abandonados a la impotencia de creer que nunca podríamos enseñar nada a nuestro hijo. Hasta que hace un par de días me hizo la propuesta que lo iba a cambiar todo. La propuesta que iba a dar la vuelta a la tortilla. La propuesta por la cual yo iba a poder demostrar –por fin- quién era el padre aquí.
-Papá, ¿vamos juntos a la mani esta tarde? –esas fueron sus palabras. El cielo abierto.
-Claro, hijo, claro que sí -contesté, mientras le echaba la mano al hombro. “Te vas a enterar tú, niñatoloscojones, lo que es la lucha obrera”, pensé para mis adentros-. ¡Salimos en 10 minutos! –sentencié-
10 minutos eran lo que necesitaba para trepar a los altillos en busca de mi bandera del USO y otros enseres. Un poco polvorienta estaba, pero esto es como el whisky: cuanto más viejo, mejor sabe. Voy a ser la envidia de la manifestación.
Volví a la puerta. Mi hijo me estaba esperando con una pandereta y unos palos.
-¡¡¿Pero qué llevas ahí?!! -exclamamos al unísono
-Pues una bandera del USO
-¿De qué?
-¡Joder, del USO!. ¿Y tú?
-¡Pues pa la batucada!.
No pregunté. Muestras de debilidad, las justas. Ya habría tiempo de poner los puntos sobre las íes, ya.
Atravesando el portal con decidido ímpetu, ganamos la calle. La calle, que, por lo visto, había sido previamente ganada por doña Concha, con su bolsa de la compra, y don Damián y sus dos caniches, que, como cada día a las 6 de la tarde, hacían caca en la acera (no así Don Damián). Atisbo tranquilidad. No parece que lluevan piedras. Me descubro la cara.
-¡¡Vamos, papá!! –me grita mi hijo desde la esquina. Yo acudo al trote. Al desembocar en la calle principal, divisamos cinco lecheras de la policía que suben cuesta arriba en dirección a la Puerta del Sol. –¡Con esos, con esos sí que se va a armar buena! -le comento a mi hijo, utilizando cierto tono prepotente con el que aspiro a disimular el acojone que me va trepando por las piernas. Pero él apenas me mira. Sólo articula un “joder, ya que pasan, nos podían llevar. Si total, vamos al mismo sitio”.
Subimos Gran Vía arriba y yo ya ahí empecé a sospechar que igual eso de “la mani” iba a ser un bar. Porque no recuerdo yo que las gentes se fueran de compras por Sepu y Galerías Preciados cuando venía los policía dando cera. Gentes y bolsas que no hacían más que multiplicarse, hasta crear un manto humano del que sólo sobresalía mi bandera del USO.
-A ver si nos hemos equivocao, Franciscojavier –sugerí con timidez a mi hijo.
Pero no. Ya callejeando llegamos a la calle Alcalá, donde efectivamente había más gentes con banderas sindicales y pancartas de bolsillo a las que nos unimos en su avance hacia la Puerta del Sol. Se acabó mi cara de pazguato. Ahora sí que sí. Hijo, mira y aprende, que van a hablar. Esto es por tu futuro. Esta es la unión que hace la fuerza. Estos son los trabajadores unidos, hijo. Van a hablar, escucha:
-Kollegen und Kolleginnen! Die Demokratie muss sich verteidigen!!!!...
Huy la leche. Y tan unidos. Viva la UE. El gentío de mi alrededor responde a cada final de párrafo del alemán con sonoros aplausos y ovaciones.
–Papá, ¿qué ha dicho?
-No sé, hijo, pero la última vez que vi hablar a un alemán desde una tribuna, luego se lió gorda, así que tú quédate a mi lado por si acaso. A ver, espérate, parece que ahora lo traducen.
Pero, no, no pasa nada. Termina el alemán, y comienza a hablar el líder sindical de la UGT de Madrid.
-(…) ¡¡¡y agradecer… a nuestros compañeros los piquetes informativos… su dedicación esta mañana…. en la que han tenido que soportar los abusos… de la actuación policial… de un gobierno que no soporta… nuestros anhelos de libertad…
La actuación policial de la tarde, por el contrario, está a unos 15 metros de mí y se materializa principalmente en cuatro tipos apoltronados contra una lechera enseñándose con el móvil las fotos de los niños. O de las vacaciones en Tenerife, no sabría decir. No parecen muy interesados en mí ni en mí bandera del USO, para mi sorpresa. Esto ya es el colmo. ¡Pero dónde se ha visto, la policía aburrida en una manifestación! Detrás, en Preciados, se ve la puerta abierta de El Corte Inglés, de par en par, con gente entrando y saliendo con sus compras.
A lo lejos, todavía algún tambor de eso que mi hijo ha llamado “batucada”. Entretanto, cada vez más gente ha abandonado la plaza ante un discurso que, eso sí, no ha cambiado desde que yo me jugaba la boca cuando era más joven, y lo básico era lo básico, y los zaras no crecían en los árboles. "Vámonos, hijo". Definitivamente va a ser que este mundo ya no es el mío. No sé si pedirle que me enseñe a jugar al buscaminas.
El Transmongoliano
Hace 11 años
7 comentarios:
Estoy bajo de teclas pero bueno es saber que quién escribe mejor refleja temas que a mí me gustaría reflejar. Y mejor de lo que yo lo haría.
¿Estas segura de que esta tremolinada la has escrito tu?
La madre que te parió (aqui presente) se ha visto reflejada en todas y cada una de sus lineas; por un momento he pensado que era yo la que escribia.
Me he visto transportada a mis años mozos; con sus "manis", carreras, etc. y en casa la monserga de ... vosotros, no os metais en jaleos y veniros para casita.
Y la actualidad, también totalmente reflejada; siempre con retraso aunque uno quiera ponerse al dia.
Solo una pequeña aclaración: no era el USO, era la USO (Unión Sindical Obrera) del nunca bastante valorado, Tierno Galván.
Besitos per tutti.
Glorioso, Tremolina.
No está mal. (Tampoco es plan de dorarte la píldora, que luego se te sube el ego).
Te acabo de dedicar un puto en mi último post. Lo aviso por el derecho a réplica y esas cosas. Espero que te guste.
Vengo redireccionada por la url (y después he pulsado intro)que el Señor dezagaroza muy acertadamente ha puesto en su último y FANTÁSTICO post.
Si usted me lo permite, pasaré a visitarle muy de vez en cuando, porque me he quedado con ganas de más.
Estimada Anna y punto:
Por supuesto, será usté muy bienvenida por aquí. Y cuando publique la cuenta corriente de donativos, ni le cuento.
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