Están pesaditos los marroquíes con que si les ponemos un pressing catch por razón de unas sardinas malolientes, et alteres. A mí me produce cierta nostalgia, la verdad, ver las manis de indignados magrebíes quejándose del trato que reciben por parte de los bárbaros hispanos en la ciudad ocupada de Melilla. Tienen una pinta muy parecida a las manis del 1º de Mayo en la antigua RDA (esas en las que ay de ti como no colgaras la banderita en el balcón), o a las hordas de españolitos recibiendo a Eisenhower –o despidiendo a la División Azul-.
Las manis magrebíes tienen su puntito kitsch. Me pregunto si serán como las manis de La Familia aquí en Colón, y el monarca de ahí abajo sacará a pasear a todos los familiares más y menos cercanos de su séquito como cuando Rouco tira de agenda. El caso es que ahí les ves, con las banderas rojiverdes a todo trote en plena exaltación pro-derechos humanos.
Y es que les tratamos muy mal, en los pasos fronterizos de la ciudad ocupada de Melilla. Este pueblo de iberos, racista, que no alcanza a comprender el trato sutil al que el pueblo marroquí está acostumbrado.
Yo, qué quieren que les diga: me aburre el asunto. Están coñazos, los tíos. Pero no puedo evitar preguntarme por qué anda Mohamed tan nervioso, revolviendo tantas aguas y buscando que salte la chispa. Hace unos meses, nombrando para el cargo de embajador en España a un prófugo del Frente Polisario sin experiencia ninguna, de pasaporte argelino hasta hace nada y ahora en teoría hiper-pro-marroquí al respecto del Sahara (es decir: tocando las narices en un tema tan controvertido como ese en este nuestro país). Y ahora, con que si tú me das de latigazos porque al pobre estudiante de 30 años las sardinas le huelen mal (la excusa parece sacada de Ali Baba y los 40 ladrones, a la sazón).
Anda Mohamed nervioso, me pregunto si será porque a Estados Unidos se le acaba el imperio de a poquitos y quiere aprovechar a quemar los últimos cartuchos –que nunca se sabe si con los chinos, indios y brasileños la cosa estará tan clara-. Estados Unidos se va esfumando y Marruecos sabe que se queda sin El Amigo Americano, el que le hace ser quien es en la zona, el que le permite campar a sus anchas en tantos asuntos, ONU incluida. Es ahora o nunca. Que salte la chispa. Que salte la chispa, porque si salta, sabe que la OTAN no va a meterse. No puede. Cosas de los tratados.
En fin. Anda Mohamed nervioso y con el mapamundi sobre la mesa. De momento ha optado por la opción “soliviantación de masas”. De sus masas, las de Mohamed. De las masas que viven allí, de las masas que no deben de vivir muy mal.
Porque las otras, las que viven muy mal, es aquí donde viven, o donde intentan vivir. Aquí, en esta tierra de racistas y bárbaros y maltratadores.
El Transmongoliano
Hace 11 años
5 comentarios:
La etiqueta "a la yugular" va perfectísima. Jodó menudo post. Pena que no te contraten de articulista en algún diario serio o algo.
Señora mía. Confieso un cierto desconcierto. ¿ha escrito usted este post?
¿Y quién si no, Señor De Las Leyes?
Estoy de acuerdo con los de arriba. Muy buen artículo.
Los líderes del país vecino tienen un gran olfato para identificar las situaciones de debilidad española, como es la actual, para su propio beneficio. Si insisten con esta idiotez y ZP sabe mover bien sus cartas (dejemos que sea entonces Rubalcaba quien las mueva), van a conseguir precisamente lo opuesto: un país entero apiñado en torno a Rodríguez Zapatero y un líder fortalecido, a pesar de las dificultades extremas por las que atraviesa. Quizás sea eso lo que Mojamé quiere después de todo. O por una vez le han engañado los de aquí. Lo digo por lo del quid prodest...
Y lo que la OTAN no quiere es que haya tiros precisamente ahí en el Estrecho pero por supuesto no se van a involucrar por ayudar a España, ni aunque lleguen otra vez a Poitiers. Ni la UE tampoco. Es decir, estamos solos.
Saludos y feliz verano, Señá Tremolina,
Don Jose Luis Velazquez
A mí no mezcle "don Jose Luis", que yo no he alabado el artículo. Sólo he manifestado mi desconcierto. Y visto lo visto, prefiero mantenerme ahí.
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