Es miércoles 20 de Febrero y me dispongo a reencontrarme con la Filmoteca. Ha pasado tanto tiempo... casi dos años. Echan una de kosovares: no me la puedo perder. Entre otras cosas, porque ya hicieron ellos que me la perdiera cuando la estrenaron, en Diciembre. "Sólo hay un 20% de entradas para el público general y se han agotado ya, el resto está reservado para los familiares de los autores", me ladró el bull-dog que atiende en ventanilla. Joé con la familia de los autores. Deben de ser del mismo Pristina, pa ser tanta gente. Y digo yo: si al final lo vas a ver con tu familia namás, ¿no será mejor juntarse alrededor de la tele de casa, que se pueden comer palomitas y pinchos de tortilla y lo que se tercie? Bueno, total, que eso: que en diciembre me quedé sin entrada, y ahora por fin se produce el ansiado reencuentro con el Cine Doré.
Qué nervios, qué nervios, qué me pongo, y encima una de kosovares, llena de gente que sabe situar Bosnia en el mapa, qué nervios... Me introduzco por fin en el recinto sagrado. Me siento en la cafetería-hall. Pischa, un café!!!, digo (en su traducción al intellectis) a la camarera, cuyo gesto indica con vehemencia la preferencia de trabajar en un chiringuito de playa, en su caso. La desgana con que me lo trae subraya lo certero de mis conclusiones. Pero bueno, yo le echo mis tres de azúcar. Qué nervios, qué nervios. Qué me tendrá reservado el inminente destino. A mi vera pasa un tipo en su cincuenta y tantos con un libro adosado a los brazos, en el que se puede apreciar perfectamente el título que, de hecho, me siento conminada a leer. "El horticultor autosuficiente". Con la misma tipografía y color de fuente que tenía mi cartilla "Vamos a leer 2", a la sazón, con la que me inicié en la lectura. Ole, ole con ole. Esto empieza bien.
Después de un ratín de observancias y escuchas, me adentro en la sala y veo en pantalla a los kosovares. Que no que no que aquí no hay corrupción, que bueno sí un poco, que los serbios se han cargao a mi hermana, que los albanos se han cargao a la mía, que a ver si vivimos en paz, que a vivir en paz tu puta madre. La verdad es que el documental está muy bien. Mejor que la mayoría de los de su especie que haya podido ver hasta ahora, la verdá, por muy patrocinados que estuvieran por el Tribunal Penal Internacional de La Haya para la Antigua Yugoslavia (dios mío, 10 palabras 10 pa mentarlo).
En los títulos de crédito estaba cuando de repente, oh dios mío, resulta que la peli viene con extras: se improvisa una sesión de ruegos y preguntas, de debate espontáneo. Inaugura y monopoliza un parlante cubano, que nos quiere instruir a todos al respecto de la historia, pasada presente y futura, de todos los países del orden mundial. Qué pesao de hombre. Es como Fidel, pero en vivo. Observarle me dio pie a pensar que igual Fidel no ha estao ahí tanto rato por las armas, sino por la pesadez. Ahí habla que te habla y los demás dicen bueno bah pues déjale ahí que hable qué pesao total mientras está ahí hablando no se mete en cosas peores de drogas y latinkings.
El cubano sigue imponiéndose sin tregua y la gente se empieza a amotinar. Quieren hacerse valer, y comienza el concurso de méritos. -"Yo no estoy de acuerdo con usté porque cuando estuve en los campos de refugiados de Mitrovica (...)" -"Sin embargo yo, en mi etapa en Istok con la ONG (...)" A mi lado se alza en ese momento una muchacha que suma puntos por eslovenidad.
El caso es que la ronda de preguntas se acerca peligrosamente a mi situación geoestratégica. Huy la leche, y ahora yo qué pregunto. Tengo que lanzar algo de índole sociopolítica, con breve exposición histórica previa a ser posible, de contenido actual para atraer el interés del público presente, que claramente indique mi conocimiento óptimo de la materia, y de forma locuaz, quizá con cierto tono mordaz, que cree un efecto de simpatía generalizado.
"Sí, buenas tardes, yo tengo una curiosidad de carácter más bien diplomático... ¿Ustedes saben si, al igual que ocurre en Bosnia con las personas de origen croata, a los kosovares de origen albanés les da Albania pasaporte albanés si lo piden?"
Y con esta joya que me nace de la garganta seré recordarda ad infinitum en los anales filmotecarios, me temo.
Efemérides
martes, 26 de febrero de 2008
El horticultor autosuficiente
viernes, 22 de febrero de 2008
El Pelma de Don Simón
Aquí la petición, llevada a buen puerto, de nuestra lectora-comentarista Ireneanónima:
Y así, la luz se hizo.
sábado, 9 de febrero de 2008
De la incompatibilidad entre la infancia y el año 2008
No sirven. No, no sirven. Los valores y ejemplos que recibimos en nuestra niñez ya no sirven. Y claro, la juventud anda como anda. Como vaca sin cencerro, que dicen en el pueblo de Almodóvar. Uno va por la vida sin referentes. Los gurús de nuestra niñez se han convertido en enemigos públicos y sus enseñanzas han quedado, por tanto, proscritas. ¿Un ejemplo? Los Pitufos.
Los Pitufos hoy por hoy serían censurados en sus cantos populares, por apología del alcoholismo. Esto es absolutamente verídico. Tengo yo un disco LP de ellos editado por el mismísimo Padre Abraham (El Padre Abraham y sus Pitufos, 1979, en el que se ve a un tío con barba) cuya tercera canción de la cara A se titula "La Pitufo-Cerveza", y va de un bichardo azul de estos que se pilla una cogorza del quince (yo soy muy cañí y digo "cogorza" en lugar de "pedo"), decía, que se pilla una muy gorda y entonces los otros cantan y entre juerga y juerga les dicen a los críos: "ven, ven, pruébala, pitufo-cerveza beberás; ven, ven, brindarás, con Los Pitufos alegre estarás... y tus problemas olvidarás...". Esto lo juro por la leche que me dieron. Estoy dispuesta a hacer audiciones públicas para demostrarlo.
[Por cierto, observancia de primer orden: le estoy echando un ojo al disco y ¡¡¡qué es lo que veo!!! "Es una grabación original de Dutch Record Company, estudios Nederhorst den Berg, Holanda". Si es que no podía ser de otra manera. Es mi sino]
Pero en fin, eso. Que Los Pitufos son alcohólicos. Que Michael Knight es un machista. Que a los de Police los detendrían por acoso de haber inventado hoy en día el "Every breath you take". Luego no es de extrañar que a los gabachos les dé por hacer saltar la banca.
Que por cierto, no sé a qué tanto rollo con el broker este de la Société Générale. De esos, nosotros hemos tenido aquí toda la vida. De hecho, el tío ese no es más que un Dioni, sólo que en intelectual. El Dioni, qué gran hombre, sí señor. No ha habido en España otro más grande que él hasta que llegó El Solitario. El Solitario. Con sus fabricaciones caseras a lo MacGyver, sus disfraces a lo Mortadelo, y ese colofón final que supone la foto policiaca con el dedo pulgar alzado a lo Murdoc "me encanta que los planes salgan bien". ¿Lo ven, lo ven, como no puede salir nada bueno de los referentes de nuestra niñez?
Inverosímiles
Lo que son las cosas, oye. En 1996 me dieron un premio en el edificio Windsor, ese que tenía unos salones tan grandes que al entrar te daban una bici pa ir al baño. Y va el jodío y se quema nueve años después. Con sus fantasmas y todo. Y no se lo van ustedes a creer, pero yo también estuve en las Torres Gemelas. Tengo una foto conmigo allí arriba. Pero no es esa que circuló por el internés en la que se ve un avión detrás. Que la que no es espectro soy yo.
Más cosas. A mi amiga Blanca le han cerrao la academia de idiomas donde iba a empezar a trabajar esa misma semana. Fue el día en que el alcalde de su pueblo, al que al parecer pertenecía la academia, salió en la tele por su relación con el caso Malaya. Y más. Me tengo que ir a Holanda a conocer a un tipo con el que trabo amistad, Jesús I el Acostumbrado, que en nuestro primer café me cuenta que su madre tenía una tienda de artículos de piel. En esta particular forma de meter la pata que dios me ha dao, se me ocurre espetarle con toda mi gracia y salero: "¿Y eso, qué pasó, se la tragó la tierraolemiarma?". A lo que él contestá, con la sobriedad que otorga la naturaleza catalana: "Efectivamente. ¿Te acuerdas de El Carmel?"
Al que también se tragó la tierra fue a un primo de mi amigo Mario, al que una vez dieron billete de pasillo en un tal Yak-42. Y qué decir de cierto tren de cercanías a su paso por El Pozo, que dejó irreconocible el cuerpo de la prima de Diana en 2004. Año en el que a la mejor amiga del novio de Louise el que se la tragara fuera un tsunami, allá en el Pacífico. Y hasta mi vecino es uno de los protagonistas del aceite de colza. Eso fue después de que desalojaran el edificio, porque en la fábrica de plátanos -sí, lo juro, una fábrica de plátanos- que había en uno de los locales de abajo en el año 57, explotó una de las calderas de maduración.
Pero últimamente también me ha dado por registrar las deliciosas inverosimilitudes que nos regala el perder el tiempo por la calle, eso que hoy por hoy tan poca gente se para a hacer. Si lo hicieran, descubrirían joyas como la que ilustra la foto que acompaña (coincidió que ese día llevaba la cámara encima). Aquí se la dejo pa que se entretengan. Yo por mi parte me voy a despedir ya. No vaya a ser que atraque el cibercafé un grupo de albanokosovares o algo.
martes, 5 de febrero de 2008
Publicistas y Mata-Haris
Hay un señor que, de forma inesperada, altruista y espontánea cual bombero torero, se ha erigido en Mi Publicista. Sobre todo en el segundo párrafo: http://beyourselfbeingamalakas.blogspot.com/2008/02/el-don-de-la-palabra.html
Por mi parte, después de leer este enlace que he recibido en mi buzón de correo, he tenido la reacción lógica de pedirle matrimonio. También es cierto que lo he hecho siguiendo los ejemplos de las grandes (Marisol, Mónica Naranjo) que antes se han visto en el trance con sus managers respectivos.
El caso es que el interfecto me ha dicho que no, que él si eso por el momento y tal que se toma un café.
Hm. Pues vaya. Pues no sé. Será que eso de la fidelidad le importa más bien poco, porque yo laverdá un café me lo tomo con cualquiera. Pero en fin.
Cambiando de tema y después de este amplio y loado prólogo, diré que observo que son cada vez más los curiosos que se preguntan que a qué me dedico pacomé. Y unos cuantos de ellos, los que me lo preguntan a mí directamente. Pues bien, no es mi intención dejarlos ahí devorándose las uñas de los pies de puro reconcomerse por la curiosidad. Faltaría.
Trabajo en una empresa que se llama Avanzit. Que no es lo que dicen las máquinas tragaperras de los bares cuando se enciende una lucecilla roja, sino una empresa que agrupa a otra serie de empresas. Cotizamos en bolsa y todo. Mal, pero cotizamos. Aunque dicen las lenguas que la cosa ha de cambiar, y que hay que comprar acciones porque en el futuro a medio plazo ha de forrarse uno según las proyecciones de los brokers del parqué de Madrid basadas en los planes de negocio a tres años. O algo así. Claro que quien lo dice es mi padre, así que yo que ustedes seguía invirtiendo en Caramelos Paco, que esos sí que han demostrado estar ahí pa toa la vida.
Bueno, volviendo a lo del grupo empresarial, que me lío. Mi sub-empresa, concretamente, se dedica al diseño, desarrollo, fabricación y venta de artículos de espionaje, básicamente y por abreviar. Como somos personal innovador, pionero en nuestro campo y que confía en el potencial de la gente, han decidido enviarme a mí, que soy de las últimas que entró en la empresa, a una macroferia mundial que se organiza en Barcelona la semana próxima. Los 5 días. Porque yo lo valgo.
Por otra parte, trabajar en esto del espionaje tiene su aquel. Al igual que todos los maestros del mundo tienen la particularidad de dirigirse con tono académico primaria a todo individuo que se crucen por la calle (esto era una teoría de mi amigo Mario, muy válida), los que se dedican a estas cosas mías también acaban desarrollando cierta deformación profesional. O más bien, los que comunican con nosotros. Hoy, uno de esos señores de la macroferia, sito en Barcelona, me ha estao tirando los tejos con toda la normalidad del mundo. Que si mis deseos eran órdenes y que con esa voz cómo no iba a darme lo que yo pidiera (que, a la sazón, eran unas almendras tostadas pal stand). Pobre hombre. Pa mí que con esto de hablar con los espías se está imaginando a la Mata-Hari (que, por cierto, era holandesa), y menudo chasco se va a llevar cuando nos veamos allí, él con sus almendras, y yo con mis localizadores.
Y en fin, así como.