Efemérides

1 de febrero: Nace Norman Rockwell (1926)

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Huelga General

Uno no acaba de consagrarse como Presidente De Gobierno si no le montan una Huelga General. Felipe tuvo la suya, Aznar, la de 2002, y Zapatero, harto de que con él en mente sólo salieran a la calle Ana y los Siete, ha conseguido por fin lo que nadie hubiera sospechado: unificar a sindicatos y arzobispados en la toma del adoquinado. Otra cosa son las causas por lo que lo hagan los unos y los otros.

Qué dilema. Nos has colocado en una coyuntura muy compleja, Joseluis. Voy a serte sincera: a mí me da por culo manifestarme contra una decisión gubernamental estando tú ahí. Pero creo que más me da por culo la reforma laboral de Iniciación a las Matemáticas -nivel I- que me has propuesto. Qué digo que me has propuesto: que me has colado por la escuadra. Que me has hecho un bombo pero bien, vamos.

Porque yo, por más empeño que le ponga, por más que sume y reste y me lleve una, por más que haga la derivada de la bisectriz del cuadrado de la división, me sigue saliendo que una empresa contrata a un tío si sucede que lo necesita. Y punto. Y ya se puede abaratar el despido, reinventar los tipos de contrato, autorizar a echar a alguien porque estornude, que una empresa va a seguir contratando a un tío si y sólo si lo necesita. Y si y sólo si lo necesita, va a contratarlo fuere cual fuere la normativa al respecto.

Así que yo, que te aprecio por Irak, y por los gays y lesbianas et alteres, y por la formalidad y el talante, yo, que te aprecio y no se me aparecen desgarradoras fauces emergiendo de tu boca cuando te veo en una foto del periódico, yo no creo que lo hayas hecho a mala leche.

Así que sólo me queda pensar que lo hayas hecho porque no sepas sumar. Ni tú, ni los de alrededor tuyo.
Lo cual es una lástima, añado.

El único consuelo que me queda es que peor lo estará pasando la España Azul. Si hacen huelga, están con los sindicatos y contra el recorte de derechos laborales. Si no la hacen, están con el gobierno.
Joder qué putada.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Y en resumen

El porqué de las cosas:



Las cosas:



Y en resumen:



(aquí se quedan los guapos, y nos marchamos los buenos).

martes, 14 de septiembre de 2010

¡Rubia!

El amigo Aram no se manifiesta nunca en público y escasa vez lo hace en semiprivado, pero cuando lo hace, me devuelve indefectiblemente a los años de universidad y me recuerda por qué me agradaba sentarme a su vera en el aula. Era de esos que, también siempre indefectiblemente, iban a su puñetera bola sin apenas percatarse de las rémoras que pululaban a su alrededor a fin de cazar al vuelo, cual sobras con las que alimentarse, alguna de sus perladas observaciones, que, sumadas a su acento canario, te hacían, también indefectiblemente, salir de la atmósfera un tanto gris marengo de mi centro de estudios y vestirte el ánimo de carnavales. Amén de que estaba muy bueno, a la sazón.

Hoy Aram se me ha manifestado de nuevo e, indirectamente, me ha hecho darme de bruces con esta joya, cuya existencia yo desconocía: la Asociación Internacional de Rubias. Con su logo y su todo.



La portada de la web es toda una declaración de intenciones: una orgía de rosas chicle, malvas y escarlatas baña cada centímetro cuadrado que no está poblado por una cabellera de tono rubio mattel. Arriba a la izquierda, el rostro agarrado a un ventilador de lo que debe de ser su presidenta, su fundadora o su Purísima, no sé: un injerto de Paris Hilton, Cameron Diaz y Scarlett Johansson que sin embargo parece la cheerleader oficial de su pueblo natal de Siberia.

Y digo Siberia, y no Matalascañas, porque la asociación es eminentemente eslava. Más apropiada hubiera sido la designación Asociación Internacional de Rubias de la URSS. Y ahora todo encaja, porque lo primero que uno experimenta al visitar la página es una regresión a 1987. Seguro que si a la presidenta del club la mostraran de cuerpo entero, se vería que lleva calentadores.

Sin embargo, sé lo que stán pensando. Se están preguntando a qué cojones la Asociación Internacional de Rubias merece un artículo en La Tremolina. Pero amigos: no es el atentado cromático de su página web, ni el Juramento de Rubia ("Oath of blondes") contenido en forma de link en el índice de la izquierda, ni la declaración de la presidenta en forma de saludo al lector donde se viene a mezclar a Marilyn con Angela Merkel, no. Amigos, lo que me ha fascinado es la encuesta que ocupa el recuadro central nada más entrar a la página. La encuesta para elegir al Primer Ministro más elegante, activo y vigoroso, en resumen, el Primer Ministro más guapo y elegante.


Me deja loca lo de Putin, no obstante, puedo comprender que lo que el alma eslava encuentra atractivo no coincide con lo que nosotros, los occidentales de pro, encontramos admisible.

Me deja loca lo de Berlusconi, no obstante, puedo comprender que lo que la nueva alma eslava encuentra atractivo no coincide con lo que nosotros, los occidentales de pro, encontramos admisible.

Pero lo de Balkenende me hace replantearme mi sexualidad.


Y reafirmarme en mi tinte de pelo.

viernes, 10 de septiembre de 2010

El aro

El aro es una circunferencia tendente a estrecha y desplaciente, tirando incluso a maloliente, tipo esfínter, que individuos y sociedades se ven obligados a atravesar en momentos desfavorables, a fin de evitar males mayores, cuando la única salida alternativa supone la hecatombe. Y aquel que nos invita a atravesarlo, vara de avellano en mano, bien lo sabe.

La Historia está repleta de ejemplos de pasadas por el aro, que han ido conformando, a lo largo de los siglos, el mundo tal y como ahora lo conocemos. Mundo que sigue moviéndose al compás de nuevas pasadas por el aro, habida cuenta de que el uso y la costumbre lo han refutado como método eficiente en la mayoría de los casos, pues, apoyado en la tergiversación y, más aún, en el olvido que proporciona el paso del tiempo, sólo unos pocos desviados acaban teniendo en mente al cabo de una o dos generaciones que la consecución de los éxitos se logró gracias al viejo método de pasar por el aro. Y esos desviados, de cara a esa nueva sociedad, no alcanzan a ser más que cuatro locos que dan el coñazo cada equis por vete tú a saber qué quieren y de qué se quejan. Sólo en mínimas ocasiones logran siquiera el título nobiliario de “agitadores”. Que al menos les sirve para salir por la tele quince segundos.
Irlanda pasó por el aro, dejándose un trocito de país a fin de ganar al menos la independencia del trocito más grande.
España pasó por el aro a la muerte de Paco, firmando las “leyes de la amnesia”, porque era mejor que otro sainete a dos bandas.
El Sahara y todos sus contertulios pasaron y pasan por el aro tras la Marcha Verde.
Los dirigentes palestinos llevan décadas pasando por un aro cada vez más angosto.

Lo malo de pasar por el aro estriba en que, desgraciadamente, a aquel individuo o sociedad protagonista de la acometida a través del redondel no tiende a olvidársele tan fácilmente el asunto, y basta que la tornas en algún momento se den la vuelta, o viren mínimamente, para que el recuerdo de semejante humillación se sume a la razón moral que, antes de atravesarlo, poseía sobre el hecho originario en cuestión, para que la reacción sea tan virulenta como nunca antes. Cierto que esto, para sosiego del orden mundial, no ocurre muy a menudo. Pero a veces, pasa. Mucho se han estudiado los efectos de las estrictas condiciones de paz impuestas a Alemania tras la I Guerra Mundial y la responsabilidad de las mismas en el nazismo posterior.

Hoy es 2010 y sigue habiendo aros diversos que atravesar. Dice el periódico de ayer que Serbia ha “reconocido” que la independencia de Kosovo no fue ilegal. Me la imagino en una sala de un ministerio, con una lámpara deslumbrándole los ojos, exclamando “¡sí, es cierto, yo escribí el Quijote y la independencia de Kosovo no fue ilegal, pero por dios déjenme ya participar del mundo y sáquenme del aislacionismo este al que me tienen relegado!”
Amén del absurdo de pretender (y fingir) por parte de la internacionalidá un Kosovo independiente*, lo que me indigna no es que Serbia comulgue con esta misma teoría: me parece, de hecho, muy lógico que lo haga. Es la única forma de que lo admitan en el club (si lo admiten, porque hasta la fecha, ella ha venido cumpliendo su parte, aquello que se le ha ido exigiendo, mientras que por nuestra parte no le hemos dejado más que oler de lejos la zanahoria). Lo que me indigna es la hipocresía con la que nosotros, el mundo civilizado, adalid de la paz y la concordia, le emplazamos a “reconocer” la legalidad del asunto. Cuando de legal ni tiene ni ha tenido nunca nada, y la mentada independencia se da de bruces con los tratados internacionales en general y la resolución de la ONU para Kosovo en particular, esa en la que precisamente dice apoyarse.

El mundo gira y la geopolítica se mueve, y eso es y ha sido siempre así. Siempre habrá quien gane, y siempre habrá quien pierda. Pero acompañarlo de la humillación demagógica revestida de moralidad me provoca náuseas. Pasar por el aro es necesario. Pero pretender que sea moralmente admirable es avergonzante. Sobre todo, para quien lo pretende.


*Para curiosos que quieran saber a santo de qué digo esto, les sugiero la lectura de esto otro, especialmente los epígrafes referidos a “Futuro de Kosovo” y “Presente de Kosovo”

martes, 7 de septiembre de 2010

Glamour

Desde hace cosa de dos meses, llega puntualmente a mi buzón y a mi nombre la revista “femenina” Glamour. El primero de los números que llegó venía acompañado de una nota en la que el equipo directivo de Glamour me felicitaba por haber sido ganadora de un sorteo en virtud del cual se me adjudicaba una suscripción gratuita a la mentada publicación. Definitivamente, el departamento de marketing de Glamour no debe de ser muy avezado en nuevas tecnologías: con un vistazo que le hubieran echado a mi historial de cookies y clicks en interné, hubieran descubierto que más habrían ganado suscribiéndome a, qué te voy a decir yo, Pelo pico pata, Car & Driver o Avion Revue, mismamente.

Pero el caso es que ahí estaba. Glamour, versión bolsillo. Mirandome fijamente desde la rendija del buzón. La observo de soslayo. Somos dos perfectas desconocidas, nos conocemos sólo de oídas. Bueno. Vale. Te voy a abrir. Puede que después de todo no seas tan mala como mis prejuicios me invitan a pensar.

Al cabo de tres páginas ya no sólo sospecho: ya sé de forma fehaciente que las revistas “femeninas” las diseña el mismo tío que se inventa los anuncios de compresas. No puedo, de verdad, no puedo ni he podido nunca comprender qué perturbada mente ingenia los anuncios de compresas, salvaslips, tampax y varios y obliga a la población civil a convivir con las Tanga Girls, el buenos días frescor, los me gusta ser mujer y el vomitivo hola, soy tu menstruación con reminiscencias Ágatha Ruiz de la Prada que definitivamente, en lugar de hacerte sentir identificada con el género femenino, te convidan a hacerte sentir identificada con el género gilipollas. Bien, pues tengo la concluyente sospecha de que las revistas “femeninas” salen del mismo tarro. Es ver tres páginas y sentir que me están llamando imbécil.

Yo me pregunto, de verdad, me pregunto cómo es posible que una publicación orientada a ese concepto etéreo que son las mujeres “profesionales”, es decir, ejecutivas agresivas que saben lo que quieren, independientes y timoneles de su cama y de su cuenta corriente, que nacieron en el ideario cinematográfico estadounidense del último siglo, decía, cómo es posible que ediciones que se venden bajo ese estandarte presenten, en negrita y en portada, contenidos tales como “10 trucos para no fallar en la primera cita”, “830 looks de verano para impresionar” o “Sexo: qué quieren ellos en la cama”. Me lo pregunto principalmente porque creo que hay que ser muy gilipollas para no darse cuenta de que a esa profesional del mundo empresarial de película, en sus treinta y equis años, se la traen al pairo todos esos titulares, bien porque a estas alturas de la película no le vayan a contar nada nuevo, bien porque a estas alturas de la película semejantes pubertadas le importen tres cojones.

Y es que definitivamente, con mirar tres páginas más, uno se da cuenta de que Glamour, como tantas otras, no son más que una Ragazza a la que hayan cambiado las páginas publicitarias de Mango por las de Burberry o Chanel. La Ragazza, que era eso que adquiríamos cuando empezamos a llevar bolso y a pintarnos los morros y a considerar que la etapa Super Pop se quedó atrás con la EGB, y ya iba siendo hora de saber cómo piensan los Sagitario o qué no debes decir si quieres volver a verlo o cómo maquillarte los ojos para que no te pidan el carné en Kapital.

Es este un país donde no hay forma de hacerse con una revista de actualidad interesante que no incluya tetas en portada e interiores (y ni siquiera las que incluyen tetas son ya lo que fueron), un país en el que o te gusta la historia o los barcos de vela o la caza del tordo o no hay forma de localizar algo impreso que te interese, y ni por esas, porque las revistas de historia (por poner un poner) parecen a veces un epígrafe de Las Tres Mellizas van al museo. Y ni siquiera el último baluarte que a mí me quedaba, El País Semanal al que me agarraba con uñas y dientes, ha sobrevivido. Ay, mi País Semanal, que cada vez es más… glamouroso.

Y luego dicen que con la crisis están cerrando muchas revistas. Coño, pues ya era hora.