Les voy a ser franca: a mí, que se muera Antonio Vega, no me bambolea los higadillos. Pero que se muera Benedetti, sí.
El primer libro de Benedetti que cayó en mis manos fue una antología ya descatalogada que yo saqué de la biblioteca municipal de Azuqueca de Henares. La culpa la tuvo Javi Bartolo, que en una hoja me escribió un adulterado poema titulado “Hombre que mira al cielo”, que un grupo punk había versionado. Me dio por olisquear más poemas de esos hombres que miran, y así fui a parar a la mentada antología.
Después de bebérmela en unas escasas tres horas, salí corriendo a comprarla. No sé cuántas veces la habré leído. No sé cuántas marcas tendrá. No sé dónde habrá ido a parar, puesto que hace ya algunos años que se la regalé a una de esas personas a las que en su momento se quiere mucho y a las que después se sigue apreciando, por lo que las penas con pan son menos penas, y uno pìensa que aunque ya no se edite la puñetera antología y no haya forma de conseguirla de nuevo, la suya está bien allá donde está (donde esté).
Luego vino La Tregua. Después vinieron más poemas. Y Quién de nosotros, y Buzón de tiempo, y Primavera con una esquina rota, y Esta mañana, y Montevideanos, y El porvenir de mi pasado, y etc etc etc. Es sin duda el rey de la B de mi librería, y entre él y Saramago podrían dominar los hemisferios, si quisieran. Kundera les ayudaría en el ecuador.
Estaba mayor. Tenía 88 años. Había estado ingresado varias veces últimamente. Qué quieren que les diga: yo sigo pensando que se ha muerto de pena. A la antigua usanza. Desde que murió su mujer, hace tres años, todo lo que le había leído decir eran nubarrones. Cirros, cúmulos y estratos por doquier, en cada entrevista, grises gases de tormenta. Se empezó a morir de pena ya entonces. Imagino que después de 60 años, debe de ser difícil acostumbrarse a una ausencia. Más aún si no se quiere.
Les voy a ser franca: me estoy quedando sin admiraciones. En este mundo con tendencia a lo insípido, aquellos que me enseñaron el abecedario van cayendo por ley natural. Y no parece que lleguen refuerzos. El día que se muera Sabina, apaga y vámonos. Nos vamos a quedar todos más solos que la una.
El Transmongoliano
Hace 11 años
7 comentarios:
Estimada Tremolencia:
estaba yo estos días con las canciones de Antonio Vega en la cabeza; es curioso, siempre las he tenido en la cabeza, y el otro día frente a su ataúd me asaltaron todas de pronto, como esos bichitos que dibuja Liniers.
Con Benedetti me ha sucedido lo mismo esta mañana, y seguirán viniéndome versos a la cabeza, estoy seguro, y esos: "tener tu mano..." de Pedro y el Capitán, y esos "diosmíodiosmíodiosmío" de La Tregua, y esos corazonescoraza y tanto, tanto descubrimiento...
... esto ya es imparable, hay que carpediemizarse inmediatamente.
Un abrazo a todo el mundo
Tranquila, tras el bache llegarán otros. El problema no es que lleguen sino que sepamos reconocerlos. No serán como los de antes, no deben ser como los de antes. El pasado debe quedar ahí para que podamos mirar al futuro.
A mí también me ha dolido lo de Benedetti.
Mire usted por donde, ayer al despertarme con la noticia, en un día que de golpe se hizo gris, y triste, y feo, pensé en usted.
Señora Tremolina,
Pues a mi Benedetti nunca me entusiasmó, leí Andamios y allí quedó todo, en un intento. Defectos de leer a Vargas Llosa, García Márquez y Cortázar (sobre todo Cortázar), después de estos parece que todo lo que pueda venir no se aproximará a su nivel. Claro que tampoco fue un buen momento de mi vida pasada, eso también influye. Ahora que vivo la felicidad, cuando pase la vorágine de la muerte de Benedetti me acercaré a su obra narrativa. Luego: ¿Kundera y Saramago? Buufff...
Comentamos la muerte de Antonio Vega en el trabajo, todos coincidimos en "ah, ¿seguía vivo?". Era como Jerry Lewis o Santiago Carrillo, que uno se sorprende de que sigan vivos. Y sobre su legado, no paso de La chica de ayer, así que no puedo opinar.
Cuídese,
Jafuda
Un día así como finlandés :)
Qué gran error, don Jafuda. Y fíjese, si le soy sincera, yo, en habiendo leído a García Marquez, no me provoca más allá de un mero "no está mal". Me gusta, sí, pero como tantos otros.
Yo le propongo que se deje de Andamiajes (que ciertamente no será quizá lo más notable ni lo más para todos los públicos) y se vaya en busca de la antología de Alianza :). Por 8 euros se lo dan en la Casa del Libro)
Eso sí: lo de Kundera y Saramago no se lo perdono. Haga usté el favor de abandonar estos bites inmediatamente.
Yo como persona poco instruida y muy pragmática no puedo hablar de libros, poemas y poetas como vosotros; pero si sé lo importante que era para La Tremolina, el bueno de Benedetti; por eso en cuanto me enteré, la llamé para acompañarla en su pesar.
Igual que hizo ella, cuando murió mi Polito Newman. ¿Que quereis que os diga?, cada uno tiene sus idolos ¿no?. Hasta siempre, tremolineros.
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