Les voy a confesar una cosa:
Cuando yo viví en Berlín allá por los años 2003 - 2004, me agarré una cistitis que desembocó en infección de riñón.
Antes de que eso sucediera, yo lo único que sabía es que el estado alemán me obligaba a ir a una "caja de salud" (que en alemán, en realidad, se llaman "cajas de enfermedad") de mi elección e inscribirme en ella, de forma prácticamente gratuita, a fin de legalizarme en su territorio nacional y en su sistema de la seguridad social. Estas "cajas de salud", cómo les diría yo... Ahora sé que son entidades semiprivadas que gestionan el sistema de salud público. Como si a Sanitas no le pagara usté, sino su gobierno. Pero entonces, yo lo único que sabía es que, cuando uno está malo, va al ambulatorio que le corresponda y allí se deja morir, porque los médicos se ocupan de él.
Así que cuando yo empecé a mear sangre (con perdón) por vez primera en mi historia, cogí el metro como pude en el barrio de Wilmersdorf en el que residía, crucé todo Berlín para llegar a la sección de mi "caja de salud con atención a extranjeros" segun la dirección que ellos mismos me habían facilitado, y me metí en el edificio en cuestión. Cogí número. Y cuando por fin me llegó el turno 20 minutos y 18 visitas al baño después, me senté en uno de los cubículos de ese curioso ambulatorio que en nada se diferenciaba de unas oficinas de multinacional y le conté con todo lujo de detalles al caballero de corbata que se sentaba enfrente tras una mesa que me meaba viva sin remedio.
Él escuchó mi declaración de principio a fin y acto seguido me recomendó que fuera al médico.
Yo lo miré con cara de póker. Miré alrededor. "¿Y no es donde estoy?", le pregunté.
"No", me respondió. "Usté está en las oficinas centrales de AOK, su caja de salud". El pobre hombre no daba crédito. "¿Nunca ha ido usted al médico?"
"Pues miusté, no"
Abrió un cajón y me largó un libreto gordo con el listado de los médicos incluidos en su cobertura. "Elija uno", me dijo.
Acabó sucediendo que mi médico de cabecera estaba en el local de al lado de mi portal. Lo de miccionar en un vasito de la fuente del agua y dejarlo después por indicación del facultativo expuesto en la recepción, es otra historia que, en principio, les ahorro. Con lo que quiero que se queden es que así descubrí yo que, allá en las europas,
1.- no necesariamente existen los ambulatorios,
2.- el médico es un tío que tiene su chiringo montado un poco en plan confiansa, y
3.- las aseguradoras, como en España, trabajan con una serie de médicos.
(Luego ya conocí el sistema holandés y fue el despiporre, pero esta es también otra historia.)
El caso es que me quiero ir a Tailandia de vacaciones, ya ven. Y, como para el Vietnam, ando con la mosca detrás de la oreja con el tema de las vacunas. Pero ahora vivo en Suiza, y no en España. Algo en mi ser y en mi experiencia me dice que eso de ir al ambulatorio a que te pongan de antitétanos no va a funcionar igual. Así que hoy me he armado de valor, he agarrado tooooooodos los papeles de mi aseguradora, y tras no entender absolutamente nada ,he decidido llamar por teléfono.
-Assura, digamusté.
-Pues verausté, que es que me quiero ir de vacaciones a Tailandia y no sé qué tengo qué hacer pa vacunarme.
-¿Y de qué se quiere usté vacunar?
-Pues no sé, de lo recomendado y tal: tétanos, fiebre amarilla, cosa de esa de por si te muerde un mono...
-Espere que confirmo
(Música de epopeya griega)
-¿Oigaí?
-Oigo
-Mire, que es que ya he confirmado. Tiene usted una franquicia de 2500 francos.
-Si, sí, lo sé. Ya sé que mientras no pague esa cantidad al año de mi propio bolsillo, ustedes no me empiezan a devolver nada. La cosa es que les llamaba yo a ustedes porque no sé qué tengo que hacer para que me pongan las vacunas en sí.
-...
-...
-Hombre, pues yo le diría que fuera al médico.
-Ya, es que verá, es que no he estado nunca enferma en Suiza, y no sé cómo se va al médico.
-...
-...
-...
-¿Tiene usted un listado de médicos de, pongamos, Basilea? Es que he mirado en su web pero no he encontrado nada.
-Hmmm... no. Pero lo puede buscar usted.
-Ah, ¿y podría decirme cómo buscarlo?
-¿Tiene usted guía de teléfonos?
-No
-¿Tiene usted internet?
-Sí
-Entre en google...
-Sí
-...y ponga "médicos Basilea".
-.
-...
-Ya. Pero, ¿entiendo que entonces voy al que yo quiera, no al que trabaje con ustedes?
-Nosotros no trabajamos con ninguno en especial. Usted puede ir al médico que quiera.
Ahora todo cuadra. Si total, no voy a ver un puto duro de los 100 francos por visita que me cobre el médico, más las vacunas, más etc etc, hasta que haya pagado 2500 francazos al año amén de los 360 francos al mes que tengo que pagarles por imperativo gubernamental a cambio de nada, cómo coño no voy a poder ir al médico que me salga de las pelotas.
Como si de una pitonisa se tratare, la tía me lee el pensamiento. "He de advertirle de que las vacunas profilácticas por viajes no se encuentran incluidas dentro de los epígrafes reembolsables".
Le agradezco la información, me excuso por mi garrulez bajo el motto "es que verá usté yo vengo de un país donde las cosas funcioann distinto" y cuelgo, pensando en el cachondeo que se tiene que estar trayendo con sus compañeros en este momento.
El Transmongoliano
Hace 11 años