Efemérides

1 de febrero: Nace Norman Rockwell (1926)

lunes, 13 de junio de 2011

En la costa suiza

No está mal del todo. Desde el 27 de marzo sin respirar. Yo, que como el lector habitual sabe me debo a mi público, sé a que me expongo. Me expongo a reprimenda pública y privada. Me han apercibido, de hecho, un total de tres veces. Un total de dos personas. Bastantes menos de las esperadas, añado, así que a ver si nos esforzamos un poco en lo que viene siendo la loa de la que suscribe.

En fin. Qué podría decirles. Podría decirles, para empezar, que me mudo a la costa suiza. Esto ha venido así como sin esperarlo. Me ofrecieron lingotes de oro a cambio de tedius maximus y dije que sí. ¿He hecho bien? Tengo la sensación de que no. Así que me voy a comprobarlo.

El que me acompañaba hubo un tiempo en que se iba a venir conmigo en esta mi aventura gruyère, pero el sufijo pretérito, entiendo, les hará adivinar la siguiente vicisitud de esta mi exposición. Síp. El que me acompañaba ya no me acompaña. Cosas de la vida. Debajo de un teléfono se esconde un tanteo de trabajo, y debajo de un grano de arroz se esconden atroces escalofríos con pelos que no sabías que te estuvieran criando. Y te saltan al mantel y ahí los dos, qué papelón, con ellos mirandonos de frente con sus kalashnikov en ristre, pelúos, y ahora qué hacemos, pues vete tú a saber, habrá que rendirse a la evidencia.
Como El que me acompañaba y yo somos muy civilizados y además nos queremos mucho, hemos seguido eso sí compartiendo paredes un tiempo incierto que no alcanzo a acotar y en fin: ahora mismo tengo en casa cajas correspondientes a tres mudanzas tres: la compartida del verano pasado, la suiza, y la del Barrio de las Ventas. Este último párrafo yo sé que no aporta nada y que a ustedes se la traerá al pairo, pero qué quieren, yo estoy viva y soy humana, demasiado humana. Así que a veces se me viene arriba el baudelaire y de tal forma me manifiesto. Obvien el párrafo, y listo.

Podría contarles más cosas, pero ya tienen bastante sobresalto por hoy. Hay que ahorrar. Que luego igual no se me ocurre qué escribir y a ver qué hago. Volveré en breve -espero- con crónicas de las que a ustedes les gustan, golosones, desde mi retiro fondue.
Pero ustedes no dejen de comentar. Ni de enviar cheques.