Efemérides

1 de febrero: Nace Norman Rockwell (1926)

miércoles, 23 de abril de 2014

Hombres

He conocido a un hombre. Es rubio, deportista, con los ojos verdes y clavaíco clavaíco a Mr. Burns, el de Los Simpsons -aunque con algunos años menos-. Bueno, cuando lo miras con cuidao, de cerca y con el tiempo, ya no es tan clavaíco -sólo un poco-. Pero qué quieren que les diga: a ciertas edades ya no se puede andar con tonterías, sobre todo porque los justin timberlake del momento a mí no me ponen y yo estoy muy orgullosa de haberme hecho mujer con Brad Pitt, del que sigo muy enamorada, añado. Así que hay que valorar otras cosas. Por ejemplo: mi Mr. Burns tiene pelo. Ni un principio de alopecia, ni una entrada: nada de nada ¡Inverosímil!. Y nada de barriga cervecera tampoco. Ustedes me dirán si no es un bombón.

Pero a lo que iba. Cuando lo conocí, llevaba camisa, corbata y pantalones de pijama. Yo llevaba pantalones de chándal, sandalias con tacón e impecables calcetines blancos. Y el resto de la gente iba aún más estrafalaria, porque estábamos en una "fiesta del mal gusto" (que por lo visto, por estos lares, se estilan mucho). El caso es que vino a hablar conmigo y tal y cual y quedamos un día para comer. Y a los pocos días alguien me "alertó", para mi sorpresa e incluso inaudito pasmo, de que el muchacho por lo visto es un womanizer de gran éxito y que yo seré la siguiente de su lista, muah-ja-ja. Lo cual, confieso, me alegró bastante, porque yo soy una mujer moderna y liberada que no es cuestión de desperdiciar, y por otra parte, tampoco me veo pasando las vacaciones el resto de mi vida de Ironman en Ironman. Así que alertada quedé, y llena de ilusión y esperanza ante las nuevas, por consiguiente.
Pero por el momento, el latin lover de Reinach lo único que hace es contactar conmigo puntualmente los martes para ir a comer los miércoles. Así que ustedes dirán. Para más inri, el otro día me presentó a su madre. No fue intencionado, pobre hombre: es lo que tiene que la casualidad te vomite en forma de autobús. Pero no me pude resistir y le escribí un mensaje a mi alertadora. "No te pongo en duda sus intenciones, pero me ha presentado a sus padres" . Y me reí un poco así pa dentro, confieso también.
Así que de momento he conocido a un hombre, pero no he conocido varón.

El caso es que entre medias, como cuando se está en racha esto no hay quien lo pare, he conocido a otro hombre. Este no vive en mi ciudad y es más guapo que Mr. Burns; además, mide como uno noventa y tres lo menos lo menos (cualquiera que me conozca sabe de mi fetiche particular con los altos como otros lo tienen con las japonesas). Total, que me enrollo: que estábamos en su ciudad y el muchacho me dejó entrever así como que lo tenía mochales, pero a la hora de faltarme al respeto... nada, todo muy casto. Hasta que caí en una vicisitud en la que yo misma me he visto en innumerables ocasiones, y que resulta más efectiva que el bromuro para eliminar todo conato de pasión que pudiere acontecer:
"Esto va a ser que está sin depilar", me dije.
Y como fui, me volví a mi pueblo.
Así que de momento he conocido a un hombre, pero no he conocido varón.

Queda empero la esperanza de una eventual visita de El Noventa y Tres a mi ciudad en breve, y/o de que un día Mr. Burns deje de proponerme ir a comer para que me proponga ir a cenar.

Bueno, y un tercer hombre que he conocido, pero esa es otra historia...


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"Those days are gone forever. You won't catch me being anybody's sex object." [...] Jan, however, could not resist addressing one remark to her. "If you knew how terrible easy it is not to be a sex object" (Miland Kundera, en The Book of Laughter and Forgetting)